Candy Bombers, bombas de felicidad


Seguramente en la actualidad los niños de Bagdadno esperan nada bueno caído del cielo sobre ellos, a no ser algún que otro misil lanzado por las fuerzas ocupadoras americanas. Afortunada mente en la vida siempre hay gestos y hazañas que quedan plasmadas en la historia y por supuesto en la mente de algunos niños.

Los Candy Bombers, también conocidos como los Raisin Bombers eran un grupo de pilotos americanos que trataron de sacar una sonrisa a los niños de la devastada ciudad de Berlín durante el bloqueo.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue dividida entre los vencedores. La Unión Soviética se hizo cargo de la mitad oriental de Alemania,  mientras que la occidental pasó a cargo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Desgraciadamente existían considerables diferencias económicas y políticas entre occidente y la Unión Soviética. Esto junto con los militares propició el comienzo de la Guerra fría.

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Los Candy Bombers, tienen su inicio después de que Gail Halvorsen, un piloto americano comenzó a dejar caer en paracaídas, dulces artesanales a los niños atrapados detrás del muro de Berlín. Después de un tiempo otros pilotos se sumaron a la iniciativa, por lo que se convirtió oficialmente como la operación Little Vittles.

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Finalmente la asociación de confiteros de América, comenzó a donar grandes cantidades para este noble esfuerzo. La idea sensibilizó a gran parte de los americanos y al final de la operación alrededor de 25 bombarderos habían lanzado 23 toneladas de goma de mascar, chocolates y otros dulces en diversas partes de Berín.

La parte más importante de este lanzamiento fue que la mayoría de los niños alemanes solo sabían que los americanos los bombardearon y posiblemente mataron algún miembro de su familia. El efecto de la caída de dulces era dar esperanza y un poco de alegría a las personas más frágiles de la población; los niños.

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Gail Halvorsen se le ocurrió la idea, después de haber dado unos palos de goma de mascar, a unos niños que se encontraban viendo aviones procedentes de la base de Tempelhof. Los niños querían más y le prometió traerles más en el próximo viaje.

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Como los aviones solían llegar cada 90 segundos, los niños naturalmente no podrían distinguir el avión de Gail, entonces les prometió mover las alas del avión para ser identificado, lo que le condujo a su apodo de «Tio Wiggly Alas». El detalle importante es que lo hizo en contra de las ordenes y bajo amenaza de consejo de guerra.

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Por tanto el transporte aéreo llegaba con harina, carbón y como no, con los dulces del tío Wiggly que hacían la felicidad de los niños berlineses. Este dulce bombardeo puede haber tenido un impacto sustancial en la forma de ver los estadounidenses la posguerra en Alemania,  y todavía es señalado como un símbolo en la actualidad de las relaciones germano-americanas.

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Numerosos son los libros que se han escrito sobre Candy Bombers, uno de ellos, el escritor Andrei Cherny realiza una excelente captura de emociones y la lucha de los pueblos. La finalidad de su libro, mostrar la importancia del acto en tales circunstancias y alentar a los adultos a mantenerse firme contra la agresión soviética en la ciudad de Berlín.

!Afortunadamente ya todo es historia!

Más información en Wikipedia , en Dapcom y en Konnections

Reconocimiento a su labor en Germany Usembassy

Algunos de los libros publicados en Amazon 1 y 2

Más fotos en US. Departament of Defense

Estupenda documentación y entrevista a Gail en CBS News

Vídeo aunque en inglés, interesantes las imágenes:

18 comentarios en “Candy Bombers, bombas de felicidad

  1. Pues en parte creo que sí, eso de darle en las narices a los soviéticos, siempre le ha encantado a los americanos. Bueno a los soviéticos y a todos 😉

  2. Curioso pero, tambien puede intepretarse como un insulto, despues de dejar caer bombas, es solo una enecdota en la que espero que no esconda lo dramatico de la guerra, no deberia ser tan facil el construirse una buena imagen.

    Saludos

  3. Las guerras… las malditas guerras, calientes o frías, qué más me da… ¿es que las personas humanas no vamos a ser nunca capaces de aprender?

    Un abrazo, amigo mío, aunque me sigas petando el Explorer. 😉

  4. Jejeje, si es que ese es el problema de Explorer, que va con motor de un tiempo, y claro se peta.. jejeje. Por Dios Max cambiate ya a Firefox.
    Por cierto he preguntado hasta debajo de las piedras y este problema lo sufren muchos pero que muchos blogs. Estará el B.Gates detrás de todo esto?

  5. Una historia preciosa mientras fue la iniciativa de una persona. Supongo que después derivo en un acto más de propaganda. Gracias por traerla.

    A una temporada de bombardeos como estos… le debería suceder un lanzamiento de paracaidistas odontologos 🙂

  6. Pingback: Candy Bombers, bombas de felicidad | Jonéame

  7. Holaaaaaaaa.. una preciosa historia muy bien contada.. Eres único Josete.. te felicito y me apasiona leerte por estas maravillas tan bien explicadas y escritas… Miles de besotes y cuídate mucho

  8. Gestos como estos, y más en plena postguerra, hacen creer de nuevo en la bondad humana. Luego, si se utilizan como medio propagandístico, la puedes perder. Pero el buen gesto ya está hecho, no? Estupenda historia, Josete.

  9. Hay dos colectivos que me tocan muy adentro y son los niños y los ancianos, no soporto que sufran. Una historia que hace que se me llenen los ojos de agua.

    No dejo de pensar tampoco en lo que apunta Amio sobre la propaganda,y teniendo razon, me quedo con la buena intencion de quien tuvo la idea, pero si esa persona no lo hubiera hecho tampoco hubiera ocurrido ese bombardeo de felicidad, me da igual que fuese propaganda, los niños no lo han visto asi, dejame pues, verlo con ojos de niña 🙂

    Bicos

  10. Pingback: Dulce bombardero « Diástole

  11. Hola! Un gran tema a elegir, muy bonito y sensible. Solo, si me permites, hay un enorme error histórico de tiempo.

    «tienen su inicio después de que Gail Halvorsen, un piloto americano comenzó a dejar caer en paracaídas, dulces artesanales a los niños atrapados detrás del muro de Berlín.»
    Amigo esta operación llamada Operación víveres, dentro del Puente Aereo sucedió en el 1948, 3 años despues de la II Guerra Mundial, y el muro se construye el 12 de agosto de 1961…así que aun no había nadie atrapado detrás de un muro por aquel entonces.
    Gail Halvorson vio a los niños, enganchados a la reja que delimitaba Tempelhof ( el aeropuerto) cuando voló allí en su primera misión.

    Gracias por elegir este tema, es mi favorito..además vivo en Berlín justo en el barrio del aeropuerto ( Neükolln), así que me llega. Repara ese error que es una brutalidad..jajaja.

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