Salta, salta, saltarina


Hace ya más de un siglo, el célebre humorista Mark Twain, publicó un cuento titulado «La célebre rana saltadora del Condado de Calaveras«. Era éste un sencillo relato de la vida en el Viejo Oeste, y en él se cuenta la aventura de un forastero que, en un campamento de buscadores de oro, hizo ingerir una buena cantidad de perdigones a la rana de Jim Smiley, campeona en los famosos concursos de saltos.

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Aquella pobre rana quedó firme como un templo y tan incapaz de moverse como si le hubieran clavado en el suelo. Este relato colocó a su autor en el camino de la popularidad y la gloria literaria.

En mayo de 1966, coincidiendo con el centenario de la publicación del relato, se celebró en el llamado Campo de los Angeles (California), un único y estrambótico acontecimiento deportivo, el Aniversario de la Rana Saltadora. Mas de 23.000 espectadores se congregaron en dicho lugar, en una especie de homenaje hacia el desaparecido humorista.

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Cuarenta y dos soberbios ejemplares, elegidos de entre unos dos mil candidatos, todos ellos vencedores en competiciones internacionales, todos se aprestaban para la prueba final. Eran por así decirlo, la flor y nata de las ranas, lo mejor de los mejor del mundo de los batracios.

Había un premio de mil dólares para la rana que superase, en tres saltos sucesivos, la marca mundial establecida en cinco metros y veintiún centímetros. De no conseguirlo ninguna, ganaría trescientos dólares la que, al saltar alcanzase la mayor distancia.

La competidora más temible era «Ned la Nuclear«, una rana atómica procedente del distrito de Clrak, en el estado de Nevada, criada en un lugar muy cercano al polígono de pruebas nucleares. Ned ya en las eliminatorias había alcanzado la prodigiosa marca de cinco metros y setenta y dos centímetros. LLegó a California en una caja forrada interiormente de plomo, la radiactividad de esta rana era tal, que se le veía resplandecer en la oscuridad.

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La competidora africana parecía también una rana de cuidado. Según los aficionados al deporte de las saltadoras,son pura dinamita. Los directores del ranesco concurso trajeron a cuento la sorpresa que se llevaron en 1950 con una rana de Africa. En aquel año, Jonanthan Leakey, de Johannesburgo, había inscrito una ranita africana que saltó ocho metros y 53 centímetros, casi el doble de la marca mundial alcanzada hasta aquella fecha.

En la prueba definitiva, a la hora de salir del punto de partida, se quedó quieta y parpadeante. Si a los quince segundos no saltaba, habría que descalificarla. Pero por más que hicieron no se movió, hasta que de pronto a los dieciocho segundos saltó, y de que manera, nueve metros y setenta y cinco centímetros. De nada le sirvió fue descalificada por superar el tiempo.

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Ned la Nuclear, a pesar de su magnifica capacidad sólo logró alejarse dos metros y ochenta centímetros del punto de partida. Quizás comenzaba a sentir los efectos radiactivos.

La ganadora saltó en último lugar, se llamaba Hops, pertenecía al establecimiento de Leonard Hall y Bill Proctor, ambos de Lafayette en California, mereciendo el premio de trescientos dólares por haber saltado en tres saltos la distancia de cuatro metros y cuarenta y ocho centímetros. Los periodistas se apiñaron en torno a los dueños, acosándolos a preguntas acerca de los procedimientos que empleaban para conseguir tan buenos ejemplares de saltadoras. «Procuramos escoger ranas que al saltar lleguen a bastante distancia, lo demás corre de nuestra cuenta, y es un secreto

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Como en el famoso cuento de Mark Twain, habla de la mala fe y el engaño del personaje en la ingestión de perdigones, era de suponer que no faltarían en el aniversario de la Rana Saltadora. Una de las ranas, presentaba un abultamiento en lo alto de la cabeza, quedaban señales de una sutura. Pues bien, salió esa rana del punto de partida como si la hubiesen disparado, pero el salto fue sólo de quince centímetros, y aunque después siguió saltando lo hacía alrededor de un mismo punto. Los jueces no podían creerse lo que estaban viendo. Tras examinar a la rana le encontraron un dispositivo electrónico, como lo de los aviones de juguete para gobernarlos a distancia. !!Había sido insertado el receptor en la cabeza de la rana«, no pensó el dueño en los efectos colaterales.

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Mark Twain fue reconocido mundialmente, y recibió entre otros el doctorado Honoris Causa por la universidad de Oxford en 1907.

Hizo un agotador viaje por Sudáfrica, Calcuta, Australia y Nueva Zelanda. Tomo como residencia definitiva New York. Murió el 21 de Abril de 1910.

A su muerte, eran más de 500 obras, muchas inéditas, leídas por jóvenes y adultos de todo el mundo. Obras como Tom Sawyer, La edad dorada, un yanqui en la corte del rey Arturo, las aventuras de Huckleberry Finn, principe y mendigo, entre las más famosas. Pero sin duda la que le dio toda su popularidad fue su curiosa primera obra, «La célebre rana saltarína del condado de Calaveras«.

Fuente encontrada en uno de los libros del baúl, selecciones 1966.

Más información  en Wikipedia también en Calaveras county y Nevada

Mucha información sobre ésta y todas sus obras con imágenes originales en Gutemberg.org

Todo sobre Mark Twain en Wikipedia

También la casa museo del escritor en History of the house

En la actualidad no se ha perdido en absoluto la tradición:

11 comentarios en “Salta, salta, saltarina

  1. jaja muy simpático este post, me recuerda mi infancia me enmcantaba coger renacuajos de rana y ver como se convertian en ranas, siempre tenia en casa alguna rana.
    Saludos.

  2. Hola Josete.

    Muy curioso este post, y por ende esta historia tan encantadora. ¿Pero no hicieron nada contra el engaño del dispositivo? ¿Me imagíno que descalificaron a la ranita? Bueno…

    De todas formas ha sido otra excelente historia, me ha gustado muchísimo. Veré si me informo más sobre el libro de la «Rana saltarina».

    Saludines ;).

  3. Que concursos mas curiosos… Cuanto he leido de pequeña a Tom Sawyer…

    Espero que ese baul contenga muchas, muchas mas historias 🙂

    Bicos.

  4. Josete:
    No sé dónde dejarte un comentario, porque llevo días leyéndote y todo me gusta. Todavía me queda tanto… solo quiero que sepas que estaré por aquí registrando todo lo maravilloso que has escogido para sorprendernos. Un saludo,
    ADE

  5. Que tramposo.No sabía absolutamente nada de esto. Muy interesante. Al pareecer fué un gran aconteciento el concurso. Curioso….

    Yo juego a veces al juego de la rana, muy típico de Asturias,pero no tiene nada que ver. Aunque a veces también presenta bastante espectación.

    Ah por cierto últimanete he tenido problemas pa entrar en tu blog. Creía te habías ido. Que susto. Menos mal.
    Un saludo.

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