Escuela de resurreccionistas


En enero de 1829, en el abarrotado puerto de Lawnmarket de la ciudad de Edimburgo (Escocia), un infame criminal está a punto de ser condenado a muerte. El ahorcamiento de William Burke es la culminación de un juicio, que fue considerado como el más notorio de la década.

El actor principal que eclipsó todas las miradas enfurecidas de la ciudad de Edimburgo, fue William Burke, un irlandés que empleo un sistema ordinario de asesinato, llevado a cabo en el puerto oeste, entre la Navidad de 1827 y octubre de 1828. Una serie de 17 horribles asesinatos, con el único fin de proporcionar material para disección…Fueron quizás, los comienzos de la Anatomía de un asesinato.

En la década de 1820, Edimburgo se encontraba a la vanguardia en el campo de la ciencia médica. Con el fin de continuar con esta tendencia, se cree que las escuelas de medicina necesitaban unos 520 cuerpos al año, para poder enseñar eficientemente anatomía. La única manera legal de obtener cadáveres fue a través de tomar los cuerpos de los ajusticiados.

Esto fue aceptado socialmente porque la gente pensaba que los delincuentes no tenían derecho a una cristiana sepultura. Pero a pesar de la benevolencia de la sociedad en pro de la enseñanza, no fueron suficientes los cadáveres solicitados para las escuelas universitarias, de hecho, muchos anatomistas estaban dispuestos a pagar grandes sumas por cadáveres. Esto llevó a un comercio lucrativo de robos de cuerpos,…»los resurreccionistas«, como eran conocidos los ladrones de tumbas, una pobre gente sin apenas recursos.

La Universidad de Edimburgo era una institución universalmente conocida por las ciencias médicas.  La ciencia comenzó a florecer en el siglo XIX y la demanda de cuerpos de criminales ejecutados comenzó a aumentar considerablemente, pero al mismo tiempo el nuevo sistema de leyes y castigos en Inglaterra, había provocado una fuerte reducción en la tasa de ejecuciones. Tan sólo de 2 a 3 cadáveres estaban disponibles al año para un gran número de estudiantes.

Dr. Robert Knox

Fue entonces cuando el profesor más popular de anatomía de Edimburgo, Robert Knox, decidió arruinar su carrera al dejarse llevar por los horrendos servicios de Burke, que ofrecía una mayor calidad y aspecto, de los elementos a estudiar. El Dr. Knox fue un profesor extravagante que llevaba un vestido morado brillante, un sólo ojo y una deteriorada piel a consecuencia de la viruela. Él atrajo a muchos estudiantes a la Universidad de Edimburgo, en un momento de su enseñanza con más de 500 alumnos por año…,lo que significaba que necesitaba un suministro constante. También trajo gran riqueza a la zona, lo que podría deducir a todas luces, que la gente estaba dispuesta a hacer la vista gorda ante la intensa oleada de robos de cadáveres.

La escasez de cadáveres recientes y la gran demanda que ofertaban los ilustres anatomistas, hizo que William Burke junto con su esposa Margaret y William Hare, compañero de resurrecciones, decidieran dar un paso más para adentrarse en el horrible y frío asesinato para una anatomía, donde autoproporcionaron 16 victimas sanas, como material para la disección del profesor Knox y sus alumnos. Afortunadamente la víctima número 17 fue el final de esta cadena de horrendos asesinatos. La policía fue alertada de la presencia del cuerpo de la última víctima en la sala del Dr. Knox y toda la trama fue sacada a la luz.

En noviembre de 1828, Burke, Margaret y Hare fueron detenidos. A cambio de inmunidad para Hare y Margaret, el primero aceptó testificar en contra de Burke, y éste último escribió una confesión escrita en la que manifestaba que su esposa y el Dr. Knox eran inocentes…William Burke fue condenado a la horca.

La notoriedad del caso fue seguida por toda Gran Bretaña, donde llegó a ser considerado el juicio de la década. Los mejores abogados de Escocia fueron los encargados de dar una rápida solución al caso, con un público que ya desde el primer día, ofrecía llenos hasta la bandera. Finalmente fue encontrado culpable del asesinato de 17 inocentes.

Un mes después de la condena, fue colgado ante miles de personas que abarrotaban el recinto.

Pero para más inri del asunto,…cuando William Burke fue ahorcado, «el honor» de la disección del cuerpo fue entregado al Dr. Monrou, otro de los eminentes anatomistas de la Universidad de Edimburgo. Con un asesino con tanta notoriedad, sus alumnos pronto encontraron una motivación extra. Su piel se convirtió en diversos temas,…incluyendo un famoso libro de bolsillo.

libro creado con piel de Burke.

El libro de bolsillo y el deambulador esqueleto de Burke se encuentran actualmente en el Real Museo de Cirujanos de Edimburgo, continuando su particular condena perpetua, de que los delincuentes no tienen derecho a una cristiana sepultura,..fue, la escuela de resurreccionistas.-

Como siempre este tipo de historias han sido revividas en la cultura popular. Películas como El ladrón de cuerpos (1945), de Robert Wise, El doctor y los diablos (1953), de Dylan Thomas, La Carne y los Demonios (1960), protagonizada por el conocido Peter Cushing, incluso Hitchcock rescató la historia para un episodio en 1964 de la Hora de Alfred Hichcook, «El secreto de McGregor». La última más reciente, estrenada en octubre de 2010, Burke y Hare, con un estilo británico de humor negro.

Más información en Burke and Hare, en Wikipedia, en Scotland Medicine, en The Scotsman

Si te parece asombroso «convertir a Burke en un libro», no te puedes perder la historia de George Parrot, El hombre que se convirtió en un par de zapatos, o tal vez te guste el increíble viaje de las células Hela de la señora Lanks en Una vida inmortal

7 comentarios en “Escuela de resurreccionistas

  1. Bueno ya tenia tiempo en que no recibia el Baul y sinceramente esta buenismo el que nos siga ilustrando con articulos de ese calibre, son cosas que uno ignora y realmente impacta saber como se estudiaba antes la »anatomia», FELICIDADES siga asi.

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  3. En la ciudad de Barranquilla Colombia se presento hace algunos años un caso extremo en una universidad conocida como universidad libre donde un grupo de personas se dedico a engañar a gentes de la calle en estado de abandono e indefensión, con el supuesto de entregarles desechos de cartones o cajas para que pudieran reciclarlas y asi hacerce con su sustento, cuando estas personas entraban a buscar los cartones un hombre estaba esperando con una tranca o palo grande y le daba varios golpes en la cabeza hasta matarlos, estas personas asecinadas eran luego vendidas a los estudiantes de medicina de esa misma prestigiosa universidad, todo les salio bien hasta que un día uno de los hombres no fue rematado y se hizo el muerto el cual aprovecho para escapar y se dirigió rápidamente a una estación de policía ubicada a unos 200 metros en el conocido parque de la paz, frente a la catedral de barranquilla el único policía presente no quería creer pero al ver la insistencia tan grande pidió refuerzos, se realizó un gran operativo, los criminales fueron capturados y se armo un escandalo, pero las cosas se enfriaron los asesinos fueron dejados en libertad y la universidad nunca fue cerrada, los criminales pasaron a formar parte de los grupos para militares y se olvido la historia. Por estos hechos hoy a esa prestigiosa universidad libre se le conoce como unitranca.

  4. Es terrible lo que cuentas Hermes, alucinado quedé al ver el enlace de la amiga Che Mistj, aunque con los detalles que das parecen de película de terror.
    «¿Las cosas se enfriaron y fueron puestos en libertad?«,..¿donde está la justicia en Barranquilla?. Con esta inmunidad seguramente la ciudad será todo un peligro. Eso es «corrupción».
    Lo dicho, es terrible que ocurra en pleno siglo XXI.

  5. Hola josete, hace bastante tiempo comente mas arriba, sobre los hechos acaesidos en barranquilla hace 20 años ya, hoy presisamente se cumplen 20 años y los medios de comunicacion estan informando sobre el hecho, te dejo la informacion publicada ya que despues de un tiempo la eliminan haciendo que la borren de la memoria de muchos, y tal ves aca se quede mucho tiempo:
    Articulo
    Matanza en Unilibre: 20 años en la memoria de los barranquilleros
    “Yo tenía como 15 años de trabajar en la Universidad cuando sucedió el caso. Era aseadora y conocí de cerca a las personas que estuvieron involucradas en el hecho. Incluso a mí me tocó declarar, pero después me salí de todo eso”. Este fue el relato de Natalia Duque Mercado, la mujer que limpió por mucho tiempo las instalaciones de la sede centro de la Universidad Libre y que conoció muy de cerca el horrendo caso de la matanza de los indigentes, ocurrida en el año 92.

    Hoy, esta mujer de 77 años, al igual que otras personas que conocieron de cerca detalles de la matanza que horrorizó a Barranquilla y al país, ayudaron a EL HERALDO a reconstruir la historia.

    Hace veinte años, el mundo entero conoció el escalofriante caso de la Universidad Libre que enredó a varios de sus funcionarios, desde personajes de cuello blanco hasta comunes vigilantes, con el asesinato colectivo de indigentes barranquilleros útiles, según ellos, para evitar que la facultad de medicina colapsara con su clase de anatomía y además para comerciar uno que otro órgano en diferentes latitudes.

    A finales de febrero, un día de Carnaval, estalló el escándalo: ‘basuriegos muertos a bala y a trancazos dentro de la Universidad Libre’.

    ¿Qué pasó? Las víctimas, unas diez en total, habían sido invitadas por los celadores a entrar de madrugada a las instalaciones de la Alma Máter para que buscaran en las áreas más apartadas viejos papeles y cartones, de preciado valor para ellos. Uno por uno iban pasando y cuando eran guiados hasta el ‘tesoro’: blamm, un trancazo en la cabeza para acabar de una vez con sus vidas.

    El macabro negocio se descubrió de mañana. Como trama de película hollywoodense, uno de los basuriegos – que había entrado a buscar elementos para reciclar– logró sobrevivir al cruel ataque de los celadores. Omar Enrique Hernández López, como fue identificado el reciclador, corrió y corrió hasta llegar a un puesto de Policía cercano y enseguida avisó sobre las atrocidades que se cometían en el plantel educativo.

    Inicialmente, el uniformado de turno no le creyó al indigente. No era fácil que la balanza se inclinara hacia su favor, menos cuando llevaba la cabeza ensangrentada producto de impacto de bala en la oreja, y un brazo roto a causa de un golpe con un objeto contundente.

    Fue tanta la insistencia de Hernández que terminó convenciendo al agente para que lo acompañara hasta la sede centro de la Libre, localizada a pocos pasos. En el lugar, el agente y el reciclador trataron de entrar a la universidad, pero los celadores que acababan de recibir turno se lo impidieron.

    Tal situación llamó la atención del uniformado y, luego de varias llamadas a la Estación Central de la Policía, un piquete de agentes llegó al sitio. La presión policial hizo que los celadores de la universidad se vieran obligados a dejarlos entrar hasta el anfiteatro, punto de donde horas antes había escapado el astuto basuriego.
    “Aquí, aquí están los otros cuerpos”, le dijo Hernández a los uniformados.

    En efecto, los policías hallaron en el cuarto frío los cuerpos de indigentes asesinado a tiros y a garrotazos. En cubetas de formol guardaban los órganos.

    A partir de allí se desencadenó toda una investigación que, inicialmente, solo estuvo en contra de los vigilantes identificados por Hernández. Uno de ellos fue Santander Sabalza Estrada, quien llevaba unos 17 años trabajando para la universidad. Además de la vigilancia, él era el encargado de preparar los cadáveres que ingresaban a la morgue.

    EL HERALDO llegó a la residencia actual de Sabalza en Sabanalarga, pero fue imposible contactarlo. Sin embargo sus familiares comentaron que cuenta con 72 años, se dedica a las labores del campo y practica el cristianismo.

    Según los expedientes de la época, otros dos trabajadores se dedicaban junto a Sabalza a descuartizar los cuerpos y a seleccionar los órganos que usaban los estudiantes de medicina.
    En ese tiempo, Andrea Castillo, cursaba séptimo semestre de medicina. Hoy, desde el extranjero, la profesional contó que el 92 quedará por siempre en su memoria, pues casi se retira de la universidad a causa de los malos comentarios de la gente.

    “Todos hablaban de eso dentro y fuera de la universidad. Nos decían estudiantes de la ‘unitranca’. Las clases fueron suspendidas y los estudiantes tuvieron que optar por las marchas para que se reanudaran. Yo asistí a dos de esas marchas”, indicó la profesional.

    Tiempo después de conocido el caso y de que los medios de comunicación realizaran de este un profundo despliegue, las autoridades judiciales vincularon a la investigación a otros empleados de la universidad, incluyendo a unos del área administrativa como el gerente Eugenio Castro Ariza. Él, según las autoridades, fue el cerebro de todo el andamiaje criminal.

    Por todo hubo siete detenidos por el macabro hecho, aunque la Policía alcanzó a llamar a indagatoria a unas 12 personas.
    Un exinvestigador del F2, lo que hoy es conocido como Policía Judicial Sijín, contactado también por EL HERALDO, reconoció que “no fueron capturados y encarcelados los individuos que, en realidad, estaban vinculados a los crímenes”.

    El exagente añadió que parte de la matanza quedó en la impunidad.

    El caso de la Unilibre aún está en la memoria de los barranquilleros. Para muchos, los Carnavales del 92 se quedarán por siempre en la historia de la ciudad, no por el derroche de alegría que hubo en los 4 días sino por la estela de sangre que dejó el múltiple crimen de los habitantes de la calle.

    Rostros en Medicina Legal
    El Instituto de Medicina Legal elaboró réplicas de posibles rostros de varios indigentes que fueron asesinados el año 1992 para vender sus cuerpos y órganos a estudiantes de medicina de la Universidad Libre. En el organismo aún reposan varias de estas réplicas, pues nunca aparecieron familiares de las víctimas de la masacre.

    Por Redacción Judicial
    http://www.elheraldo.co/local/matanza-en-unilibre-20-anos-en-la-memoria-de-los-barranquilleros-57389

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